Todo aquello que existe hoy, en este momento, no fue siempre así. En el supuesto caso de que esa existencia actual pueda relacionarse con una anterior, diferente, la tarea del investigador no solo será la de observar cómo se llega del estadio anterior al actual, sino, en primer lugar, identificar ambas “existencias” como estadios diferentes de una sola entidad. Esta tarea es retrospectiva; la anterior, prospectiva.
A grandes rasgos, es ésta la tarea del historiador; si del historiador de la lengua se trata, el problema consiste en identificar y analizar, en los contextos lingüísticos y socioculturales pertinentes, las formas lingüísticas y las funciones que estas cumplen a lo largo del período en estudio.
Por otro lado, la afirmación que sigue parece de Perogrullo: para reconstruir el (un) pasado (y, en consecuencia, identificar lo actual como evolución y eventual culminación del/de un pasado) es necesario trabajar sobre materiales que actúen como testigos de aquellas épocas pasadas; en otras palabras, trabajar sobre “documentos”.
Obviamente, tales “documentos” no están disponibles como tales: es necesario ir en su búsqueda, muchas veces navegando casi a oscuras y sin un destino final cierto; pero, y así sucede en la gran mayoría de los casos, de improviso aparece una lucecita, una punta de una madeja de la que, si empezamos a tirar (también sabiendo cómo), puede provocar una inusitada y sorprendente iluminación que empieza a clarificar ese pasado. He aquí, entonces, que Fulano de Tal o Mengano de Cual, que el Acontecimiento tal o el Episodio cual se nos hacen más cercanos, nos invaden, se transforman en nuestros coetáneos, nos hablan de igual a igual. Cuando tal cosa sucede, ya no podremos liberarnos de ellos...
ver texto completo Ver Normas de transcripción